lunes, 31 de octubre de 2011

TALLER DE DUELO


COMPRENDIENDO NUESTRO DOLOR

 
 

FECHA: 5 de Noviembre de 2011

LUGAR: Salón Principal Despacho Parroquial San Juan de Ávila

HORA: 2:00 PM

PSICOLOGA: Laura Patricia Méndez Salazar

 


HACER UN PARE


Después de ver lo importante pero a la vez difícil que es despedirse de un ser querido y aún más preparar su partida… nos hemos preguntado ¿cómo quiero partir? ¿Cómo llegará ese momento para mi? ¿Cómo quiero que me recuerden?

Para responder a estas preguntas quiero dejar una reflexión:

¿Cuántos amigos tienes?

¿Cuántos amigos cree usted tener?, preguntó una persona a un vecino de asiento con el que compartí un viaje recientemente. Después de mirarlo, yo fingí seguir leyendo el periódico y me limité a escuchar una conversación que me hizo reflexionar.

-      Yo también creía tener muchos – dijo -, hasta que me puse a pensar y tuve que replantearme el concepto de amistad.

¿Quién no sabe lo que es un amigo?, pensé. Pero, a medida que la conversación avanzaba, me di cuenta de que el concepto tradicional de amistad que tenemos no define realmente lo que es un amigo.

Su siguiente pregunta fue más tendenciosa:

-¿Cuántas personas a las que usted considera amigos incluiría en la lista de invitados a su boda?

-Entre doscientas y trescientas.

-¿Y al bautizo de un hijo?

-Entre setenta y cinco y cien.

-si quisiera usted ira l cine o al estadio hoy por la noche, ¿a cuántas personas pensaría en llamar?

-No se…, como entre quince y veinte.

-Por los visto tiene usted muchos amigos – dijo el otro sonriendo-. Pero ¿cuántas de las personas en las que ha pensado para estos eventos le cuentan sus asuntos personales, sus problemas? ¿Con cuántas de ellas comparte usted sus más nobles ambiciones, sus problemas personales o familiares? ¿En los hombros de cuántos de ellos podría llorar sus penas y saberse comprendido? ¿Y cuántos de esos se alegran sinceramente de sus éxitos y sienten en carne propia sus penas?

-Me lo está poniendo difícil – contestó -, esos ya son menos; como dos o tres.

-¿Y si alguno de esos dos o tres en los que está pensando tuviera una enfermedad mortal, y le quedaran unos meses de vida, ¿a cuántos de ellos se ofrecería usted para hacerse cargo de su familia y de la educación de sus hijos?

-Eso sí que es complicado de veras; de “esos” no tengo ninguno.

-Entonces, por lo visto, tiene usted muchas personas que le hacen compañía, tiene dos o tres buenos camaradas y no tiene ningún amigo – concluyó el extraño personaje.

Francamente, me dejó  pensando acerca de lo difícil que es encontrar y, sobre todo, mantener una verdadera amistad, ya que compañías o camaradas todos debemos de tener a montones.

José Carlos Bermejo

Regálame La Salud de un Cuento



Y Tú. ¿Cuántos amigos tienes?

¿Yo soy un verdadero amigo?

Laura Patricia Méndez Salazar
Asesor Familiar de Duelo

jueves, 27 de octubre de 2011

PREPARANDO LA MUERTE DE UN SER QUERIDO

Cuando se habla de los rituales de despedida, se convierte en un proceso muy difícil y se incrementa el dolor, aún más cuando la persona no ha fallecido pero todos saben que va a ocurrir.  En este tipo de situaciones lo más importante es brindar calidad de vida. Si los médicos que le han estado tratando ya le indicaron que no es viable una recuperación o si el tratamiento al cual se debe someter el paciente es muy invasivo y doloroso, Tenga en cuenta:

·         Qué le gustaría hacer a la persona convaleciente. (qué es lo que más le brinda  tranquilidad,  si estar en casa rodeado de las personas que lo quieren o hacer hasta el último intento de prolongar su existencia), evaluando el costo económico, físico y emocional.  

·         La muerte es una experiencia que todos viviremos algún día, prepárese para ese momento, converse con la persona acerca de lo que piensa y siente y permítale saber lo que a usted le está ocurriendo. No oculte sus emociones, recuerde que es su ser querido y le conoce. Es normal sentir miedo ante la vida (a perder lo que ya tenemos, a enfrentar situaciones novedosas)  y a la muerte: (que se incrementen el número de pérdidas de los seres queridos, recuerdos de pérdidas anteriores que aumentan el  dolor, miedo a morir y dejar solos a sus seres queridos). Crear espacios de expresión de sentimientos le ayudará al paciente y a usted a equilibrar la carga emocional que están viviendo.

·         Hable con las personas que ama, sobre la muerte, el ritual de despedida que le gustaría tener y los sentimientos que le invaden de solo pensarlo.

·         Viva cada día con la paz, el amor y la plenitud que su forma de pensar  y de actuar le permita.

·         No olvide que cada día de vida es una oportunidad, para aprender, crecer personal, espiritual y emocionalmente. Y prepararse para el día del suceso fatal.

·         Recuerde que el buen manejo de lo que siente, le permitirá tener una experiencia de vida diferente.

¿Y cuándo llegue el día del fallecimiento?

·         Regálese unos minutos en un lugar que le inspire seguridad (iglesia, su casa etc.), para asimilar la noticia y expresar los sentimientos que le invaden en el momento.

·         Recuerde los momentos de vida que tuvo con esa persona, eso le llenará de fortaleza para tomar las decisiones necesarias respecto al ritual de despedida.

·         Busque su asesor exequial (como no tiene un vínculo emocional le podrá orientar mejor respecto a la legalización del servicio funerario).

·         No tome decisiones sin pensar en las consecuencias, si se encuentra muy aturdido, consulte con alguien de confianza.
¿Qué hacer con mis emociones?

·         Identificar lo que siente en el momento: ira, culpa, miedo y/o  tristeza. Recuerde que todos los sentimientos son válidos.

·         No olvide que el proceso de duelo es individual, cada persona reaccionará dependiendo la cercanía e historia de vida que haya tenido con el fallecido.

·         Del manejo que cada persona le dé a su proceso de pérdida, depende que éste se convierta en un hermoso homenaje de vida o en un momento traumático para usted y las personas que le rodean.

·         Busque ayuda espiritual y psicológica, esto le ayudará en la expresión de sus sentimientos.

Comparto con ustedes esta linda oración Judía, que nos invita a reflexionar en los momentos que estarán presentes estos seres amados que partirán antes que nosotros:

En la salida del sol y a su puesta, los recordamos.

En el viento tibio y en el frío del invierno, los recordamos.

Al abrirse lo brotes y en el renacer de la primavera, los recordamos.

En el azul del cielo y en el calor del verano, los recordamos.

En el susurro de las hojas y en la belleza del otoño, los recordamos.

En el principio del año y cuando se acaba, los recordamos.

Cuando estamos cansados y necesitados de fuerza, los recordamos.

Cuando estamos perdidos y desalentados, los recordamos.

Cuando tenemos alegrías que deseamos compartir, los recordamos.

Mientras vivamos, también ellos vivirán, pues son ahora parte de

nosotros, cuando los recordamos.



Diana Patricia Cárdenas Zapata

Asesor Familiar de Duelo

Grupo Recordar








miércoles, 26 de octubre de 2011

EL PODER DEL ADIOS



Despedirse  nunca es fácil, menos cuando se trata de un ser querido o de una persona muy importante nuestra vida.  Los rituales terapéuticos de despedida son un modo estratégico a corto o largo plazo de la terapia de duelo, dependiendo de la voluntad de la persona afectada.

Los rituales de despedida constan de 3 etapas 1-Preparación, 2- reorganización y 3- finalización. Después se puede realizar una ceremonia en conmemoración

En esta oportunidad se hablará de la eterna carta de despedida, pero con una variación que ha resultado efectiva en varios casos.

En la etapa de PREPARACIÓN, la persona expone la perdida de forma poco estructurada, y es obligación de nosotros orientar y explicar cómo realizar un ritual de despedida puede ayudar  a resolver el duelo. Eso sí asegurándonos que la persona o familia se encuentren motivadas para realizar el ritual.

La etapa de  REORGANIZACIÓN es la que lleva la mayor parte del trabajo sobre el duelo, ya que es en esta etapa, donde la(s) persona(s) afectada(s) experimentan desesperación y depresión al darse cuenta que su existencia no puede seguir viniendo de la persona difunta y tendrán que desligarse de los vínculos que los mantienen unidos.

En este punto podemos pedirle  a las personas  que busquen un símbolo que represente al difunto,  de la misma manera podemos sugerir el escribir la eterna carta de despedida, ya que es la manera más común de crear un símbolo de relación con el muerto.

La persona en el momento de escribir la carta de despedida puede hacerlo de la manera que lo desee, es recomendable que sea solo 45 minutos por día y que vuelva a leer lo que ha ido anotando, en ciertos casos, las personas podrán pedirnos ayuda y será necesario leer ciertas partes de la carta. Y es necesario que la persona nos consulta acerca sobre el final de la carta, ya que si la misma persona lo realiza de manera independiente, se expone a finalizar demasiado pronto, evitando experimentar el dolor.

Y en la última etapa,  FINALIZACIÓN,  las personas expresan que sueñan despidiéndose del difunto y muestran más interés en las cosas del presente. En esta etapa se abarca la ceremonia de despedida , ritos de purificación y reunión. Las personas se despiden de los símbolos creados, en este caso de la eterna carta de despedida , puede ser en una forma de entierro o en otros casos quemar la carta y la persona escoge que hacer con dichas cenizas. Después de esto las personas aprovechan para desbaratar o dar por terminado el “altar simbólico” que le tienen construido al difunto, sacar ropas y pertenencias, regalarlas y de esta manera perder un poco el contacto con dichos símbolos. De igual forma es importante que la persona conserve ciertos símbolos clave, ya que la cosa no es olvidarse del fallecido, sino, recordarlo con cariño.

Para finalizar podemos notar que es de suma importancia el ritual de despedida para ayudar  a las personas a superar el duelo, avisarle a las personas que ciertas fechas harán resurgir la pena y lo conveniente que es expresarlo en un ritual privado.

Jairo Andrés Martínez Castro
Asesor familiar de duelo

miércoles, 19 de octubre de 2011

RINDAMOS UN HOMENAJE PARA DESPEDIRNOS


Cada cultura tiene sus propias creencias sobre la muerte aunque hay creencias casi universales como por ejemplo que el duelo debe tener un tiempo definido, de igual manera en cada cultura se han desarrollado prácticas o rituales de despedida que hacen más llevadera la separación, permiten que la familia doliente de un lugar importante a su ser querido fallecido durante un tiempo determinado.


Estos rituales de despedida en nuestra cultura (Cristiana – Católica) son la velación o funeral, la misa de exequias y la ceremonia de destino final, bien sea cremación o inhumación (entierro); y cumplen varias funciones: ayuda a los deudos a demostrar que la pérdida es real, proporciona una oportunidad para la expresión pública del dolor y limita la duración del duelo; cumple la función social de canalizar la conducta emocional en formas aceptables y favorece el intercambio de bienes y servicios.


Uno de los factores que pueden traer complicaciones en el proceso de duelo es la ausencia del entierro tradicional y de rituales de duelo bien desarrollados. Tradicionalmente, los rituales de duelo ayudaban a las personas a realizar el duelo, proporcionándoles una estructura socialmente aceptada en la cual podían -incluso debían- dirigir temporalmente toda su atención hacia el difunto, declarando así la muerte de éste y aceptando sus consecuencias. Los rituales de duelo tiene una duración limitada y definen las fases de restablecimiento.

Cuando se carece de rituales tan bien desarrollados, muchas personas no son capaces de resolver, contando con sus propios recursos, sus procesos de duelo y adaptarse a sus nuevas circunstancias.

 Desde la teoría podemos ver los importante que resulta para cada uno de nosotros el hecho de despedirnos para poder iniciar un proceso de duelo sano. De hecho, si miramos hacia atrás veremos que en el transcurso de nuestra vida, siempre que algún familiar o cuando un buen amigo se va de la ciudad o del país hacemos reuniones y fiestas para despedirlo, hasta lo hacemos para despedir nuestra soltería…

Dentro del proceso de duelo es tal vez uno de los pasos o tareas más difíciles de realizar, porque implica definitivamente aceptar la realidad de la pérdida, pero a la vez es una herramienta valiosísima que nos va a ayudar a hacer más fácil la elaboración de nuestro proceso de duelo. Para esto existen varias estrategias, lo importante es adoptar la que más se acomode a nuestras creencias y forma de vida, pero hacerlo, despedirnos de ese ser querido que murió.

 A continuación encontramos una carta, la despedida de una familia a su Padre, una de las formas que podemos utilizar para dar ese paso tan difícil pero tan importante…

“Querido padre:

Ante todo queremos desearte todos aquellos que hemos convivido contigo durante estos años, un feliz viaje a ese, tú último destino. Padre, en este mundo
que nos dejas, donde juntos hemos sufrido, disfrutado, perdido, ganado, reído y llorado quiero que sepas que, por tu forma de ser, has logrado lo que cientos de padres anhelan antes de partir hacia la eternidad de los hombres felices: Que tus hijos sean como tú querías que fueran: trabajadores, formales, responsables y respetuosos con todo el mundo, buenos padres y compañeros... Tu obra, como padre y buen hombre está acabada ¡Misión cumplida!

Gracias por tus palabras, tus consejos, tus luchas, tus abrazos y enseñanzas que ahora en forma de recuerdo será lo que nos acompañe para fortalecernos y continuar nuestro camino… 

 …Dios concédenos la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar aquellas que si podemos… y sabiduría para reconocer la diferencia….’’



Laura Patricia Méndez Salazar
Asesor Familiar de Duelo
Grupo Recordar

viernes, 14 de octubre de 2011

DUELO - COSAS QUE NO SE DEBEN HACER


Cuando queremos ayudar a una persona que ha perdido un ser querido
1. Inhibir la expresión de sentimientos y obligar a la persona que ha sufrido la pérdida a asumir un papel determinado según los criterios propios de otra persona. Se deben respetar las diferencias individuales en la expresión del dolor y en la recuperación del mismo.

2. Salir huyendo ante la mínima expresión de sentimientos dolorosos. Debemos estar atentos y escuchar el dolor, la tristeza, la rabia, la frustración, la soledad y todos los otros sentimientos que acompañan a la aflicción.
3. Decirle a la persona que ha sufrido la pérdida lo que tiene que hacer como si uno fuera el que está sintiendo el dolor. En cosas de dolor, como el dolor que produce la pérdida de un ser querido, el deudo es el experto y es precisamente él quien deberá hablar y no nosotros (recuerde que "duelo que no se habla es duelo que no se cura"). Además, no sugiera que hacer, hágalo usted mismo.

4. Decir "sé cómo se siente". Recuerde que cada persona experimenta su dolor de una manera única y nadie como ella sabe como se siente; muestre su comprensión ("entiendo que debe sentirse mal") e invite a la persona a que comparta sus sentimientos si es su deseo. Una escucha comprensiva es la actitud más apropiada.
5. Decirle "llámame o ven a mi casa si te sientes muy mal o necesitas algo". Cuando uno se siente tan mal no suele tener ganas de llamar por teléfono o arreglarse para ir a visitar a otros, así, este tipo de ofrecimientos indefinidos suele declinarse y se pierde la ayuda ofrecida. No espere a que el deudo busque ayuda, tome la iniciativa y visítelo o llámelo.

6. Ante la demanda de ayuda, delegarla en otros. Nuestra presencia, interés y preocupación genuina es lo que marca la diferencia en situaciones como esta. No tiene que pensar que tiene que decir algo, lo importante es que este allí, así sea sin decir nada.
7. Intentar que la persona se de prisa en superar su dolor. Cada persona tiene su propio tiempo y velocidad y las prisas son malas compañeras de viaje. El animar a la persona a "ocupar su tiempo" es una buena estrategia.
8. Retirar de la vista de la persona toda información referente al duelo, al dolor, la pérdida, la aflicción y el luto. Es importante informarse sobre lo que a uno le está pasando, de esta forma sabrá qué hacer y qué no hacer.
9. Aislar a la persona de su familia y fomentar o crear indisposición mutua.  Deberá contribuir a que el apoyo y la comunicación efectiva de la familia sean los instrumentos más efectivos que faciliten la recuperación.
10. Desentenderse de la persona en duelo.  Dosifique su ayuda según los criterios que entre usted y la persona afligida acuerden y, en la medida en que pueda, no interrumpa bruscamente su apoyo.
11. Rechazar cualquier tipo de grupo de terapia de duelo. Este tipo de ayuda se obtiene precisamente en los grupos de auto-ayuda y ayuda-mutua. Los beneficios de este tipo de terapia son reconocidos a nivel mundial. 

Autor: Dr. J. Montoya Carrasquilla.

jueves, 13 de octubre de 2011

ELISABETH KUBLER ROSS - FRASES


  • No hay errores, ni coincidencias, todos los eventos son bendiciones dadas a nosotros para aprender.
  • La lección final que todos tenemos que aprender es amor incondicional, que incluye no sólo a otros sino a nosotros mismos también.
  • Las personas más bellas que hemos conocido son aquellos que han conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha, la pérdida, y han encontrado su manera de salir de las profundidades. Estas personas tienen una gratitud, sensibilidad y comprensión de la vida que los llena con compasión, dulzura, y una preocupación amorosa. Las personas bellas no suceden por casualidad.
  • Corremos detrás de valores, que cuando llega la muerte, se convierten en cero. Al final de tu vida, nadie te pregunta cuántos diplomas tienes, cuántas mansiones, o cuántos carros, joyas. Eso es lo que te enseñan los moribundos.
  • No hay alegría sin dificultades. ¿Si no fuera por la muerte, apreciaríamos la vida? ¿Si no fuera por el odio, sabríamos que el objetivo final es el amor? … En esos momentos se puede, o bien mantener la negatividad y buscar la culpa, o se puede optar por sanar y seguir amando.
  • Aprende a ponerte en contacto con el silencio dentro de ti mismo y saber que todo en esta vida tiene un propósito....
  • Las personas son como los vitrales-vidrieras. Brillan cuando el sol está afuera, pero cuando la noche se instala su verdadera belleza se revela sólo si hay una luz desde dentro.
  • La culpabilidad es quizás el más doloroso compañero de la muerte.
ELISABETH KUBLER ROSS