Cuando se habla de los rituales de despedida,
se convierte en un proceso muy difícil y se incrementa el dolor, aún más cuando
la persona no ha fallecido pero todos saben que va a ocurrir. En este tipo de situaciones lo más importante
es brindar calidad de vida. Si los médicos que le han estado tratando ya le
indicaron que no es viable una recuperación o si el tratamiento al cual se debe
someter el paciente es muy invasivo y doloroso, Tenga en cuenta:
·
Qué le gustaría hacer a la persona convaleciente. (qué es lo que
más le brinda tranquilidad, si estar en casa rodeado de las personas que
lo quieren o hacer hasta el último intento de prolongar su existencia), evaluando
el costo económico, físico y emocional.
·
La muerte es una experiencia que todos viviremos algún día,
prepárese para ese momento, converse con la persona acerca de lo que piensa y
siente y permítale saber lo que a usted le está ocurriendo. No oculte sus emociones,
recuerde que es su ser querido y le conoce. Es normal sentir miedo ante la vida (a perder lo que ya
tenemos, a enfrentar situaciones novedosas) y a la muerte: (que se incrementen el
número de pérdidas de los seres queridos, recuerdos de pérdidas anteriores que
aumentan el dolor, miedo a morir y dejar
solos a sus seres queridos). Crear espacios de expresión de sentimientos le
ayudará al paciente y a usted a equilibrar la carga emocional que están
viviendo.
·
Hable con las personas que ama, sobre la muerte, el ritual de
despedida que le gustaría tener y los sentimientos que le invaden de solo
pensarlo.
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Viva cada día con la paz, el amor y la plenitud que su forma de
pensar y de actuar le permita.
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No olvide que cada día de vida es una oportunidad, para aprender,
crecer personal, espiritual y emocionalmente. Y prepararse para el día del
suceso fatal.
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Recuerde que el buen manejo de lo que siente, le permitirá tener
una experiencia de vida diferente.
¿Y
cuándo llegue el día del fallecimiento?
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Regálese unos minutos en un lugar que le
inspire seguridad (iglesia, su casa etc.), para asimilar la noticia y expresar
los sentimientos que le invaden en el momento.
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Recuerde los momentos de vida
que tuvo con esa persona, eso le llenará de fortaleza para tomar las decisiones
necesarias respecto al ritual de despedida.
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Busque su asesor exequial (como no tiene un
vínculo emocional le podrá orientar mejor respecto a la legalización del
servicio funerario).
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No tome decisiones sin pensar en las consecuencias,
si se encuentra muy aturdido, consulte con alguien de confianza.
¿Qué
hacer con mis emociones?
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Identificar lo que siente en el momento:
ira, culpa, miedo y/o tristeza. Recuerde
que todos los sentimientos son válidos.
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No olvide que el proceso de duelo es
individual, cada persona reaccionará dependiendo la cercanía e historia de vida
que haya tenido con el fallecido.
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Del manejo que cada persona le dé a su
proceso de pérdida, depende que éste se convierta en un hermoso homenaje de
vida o en un momento traumático para usted y las personas que le rodean.
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Busque ayuda espiritual y psicológica, esto
le ayudará en la expresión de sus sentimientos.
Comparto
con ustedes esta linda oración Judía, que nos invita a reflexionar en los
momentos que estarán presentes estos seres amados que partirán antes que
nosotros:
En la salida del sol y a su puesta, los recordamos.
En el viento tibio y en el frío del
invierno, los recordamos.
Al abrirse lo brotes y en el renacer de la
primavera, los recordamos.
En el azul del cielo y en el calor del
verano, los recordamos.
En el susurro de las hojas y en la belleza
del otoño, los recordamos.
En el principio del año y cuando se acaba,
los recordamos.
Cuando estamos cansados y necesitados de
fuerza, los recordamos.
Cuando estamos perdidos y desalentados, los
recordamos.
Cuando tenemos alegrías que deseamos
compartir, los recordamos.
Mientras vivamos, también ellos vivirán,
pues son ahora parte de
nosotros, cuando los recordamos.
Diana Patricia Cárdenas Zapata
Asesor Familiar de Duelo
Grupo Recordar