miércoles, 19 de octubre de 2011

RINDAMOS UN HOMENAJE PARA DESPEDIRNOS


Cada cultura tiene sus propias creencias sobre la muerte aunque hay creencias casi universales como por ejemplo que el duelo debe tener un tiempo definido, de igual manera en cada cultura se han desarrollado prácticas o rituales de despedida que hacen más llevadera la separación, permiten que la familia doliente de un lugar importante a su ser querido fallecido durante un tiempo determinado.


Estos rituales de despedida en nuestra cultura (Cristiana – Católica) son la velación o funeral, la misa de exequias y la ceremonia de destino final, bien sea cremación o inhumación (entierro); y cumplen varias funciones: ayuda a los deudos a demostrar que la pérdida es real, proporciona una oportunidad para la expresión pública del dolor y limita la duración del duelo; cumple la función social de canalizar la conducta emocional en formas aceptables y favorece el intercambio de bienes y servicios.


Uno de los factores que pueden traer complicaciones en el proceso de duelo es la ausencia del entierro tradicional y de rituales de duelo bien desarrollados. Tradicionalmente, los rituales de duelo ayudaban a las personas a realizar el duelo, proporcionándoles una estructura socialmente aceptada en la cual podían -incluso debían- dirigir temporalmente toda su atención hacia el difunto, declarando así la muerte de éste y aceptando sus consecuencias. Los rituales de duelo tiene una duración limitada y definen las fases de restablecimiento.

Cuando se carece de rituales tan bien desarrollados, muchas personas no son capaces de resolver, contando con sus propios recursos, sus procesos de duelo y adaptarse a sus nuevas circunstancias.

 Desde la teoría podemos ver los importante que resulta para cada uno de nosotros el hecho de despedirnos para poder iniciar un proceso de duelo sano. De hecho, si miramos hacia atrás veremos que en el transcurso de nuestra vida, siempre que algún familiar o cuando un buen amigo se va de la ciudad o del país hacemos reuniones y fiestas para despedirlo, hasta lo hacemos para despedir nuestra soltería…

Dentro del proceso de duelo es tal vez uno de los pasos o tareas más difíciles de realizar, porque implica definitivamente aceptar la realidad de la pérdida, pero a la vez es una herramienta valiosísima que nos va a ayudar a hacer más fácil la elaboración de nuestro proceso de duelo. Para esto existen varias estrategias, lo importante es adoptar la que más se acomode a nuestras creencias y forma de vida, pero hacerlo, despedirnos de ese ser querido que murió.

 A continuación encontramos una carta, la despedida de una familia a su Padre, una de las formas que podemos utilizar para dar ese paso tan difícil pero tan importante…

“Querido padre:

Ante todo queremos desearte todos aquellos que hemos convivido contigo durante estos años, un feliz viaje a ese, tú último destino. Padre, en este mundo
que nos dejas, donde juntos hemos sufrido, disfrutado, perdido, ganado, reído y llorado quiero que sepas que, por tu forma de ser, has logrado lo que cientos de padres anhelan antes de partir hacia la eternidad de los hombres felices: Que tus hijos sean como tú querías que fueran: trabajadores, formales, responsables y respetuosos con todo el mundo, buenos padres y compañeros... Tu obra, como padre y buen hombre está acabada ¡Misión cumplida!

Gracias por tus palabras, tus consejos, tus luchas, tus abrazos y enseñanzas que ahora en forma de recuerdo será lo que nos acompañe para fortalecernos y continuar nuestro camino… 

 …Dios concédenos la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar aquellas que si podemos… y sabiduría para reconocer la diferencia….’’



Laura Patricia Méndez Salazar
Asesor Familiar de Duelo
Grupo Recordar

1 comentario:

  1. En la mayoría de los rituales de despedida siempre está la duda si los niños deben asistir o no.
    Sin importar la edad del niño, éste siempre percibe los cambios externos que ocurren en casa. Es aconsejable explicarle al niño con antelación qué verá, qué escuchará y el porqué de estos ritos. Aunque es muy importante que asistan, debemos respetar su decisión si quiere asistir a la velación, o al acompañamiento espiritual y destino final (cremación o inhumación). Aún más si quiere o no ver a la persona fallecida.
    Como adultos somos sus modelos de expresión de sentimientos y de comportamiento; por lo tanto es aconsejable hablar con el niño respecto a lo qué está ocurriendo, en cómo le afecta a cada miembro de la familia, aclararle las dudas que presente el niño con información acorde a su edad (no brinde mayor información de la que el niño necesita). Siempre dejándole claro que aunque existen muchos cambios en torno a la pérdida que están presentando, existen muchas personas de la familia para las cuales el niño es muy importante y contara con cada uno de ellos (sea específico en los nombres y personas con las cuales el niño puede contar). Asegurarle que van a seguir queriendo a la persona fallecida y que nunca la olvidarán.
    Permita que el niño le haga dibujos y cartas de despedida a la persona fallecida. Este ejercicio le ayudará al niño a expresar lo que piensa y siente y a usted como adulto le orientará para saber lo que ocurre a nivel interior del pequeño y poder ser un mejor guía en el proceso de duelo del pequeño.

    Diana P. Cárdenas Z.
    Asesor Familiar de Duelo
    Grupo Recordar

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