Después de ver lo importante pero a la vez difícil que
es despedirse de un ser querido y aún más preparar su partida… nos hemos
preguntado ¿cómo quiero partir? ¿Cómo llegará ese momento para mi? ¿Cómo quiero
que me recuerden?
Para responder a estas preguntas quiero dejar una
reflexión:
¿Cuántos amigos tienes?
¿Cuántos amigos cree usted
tener?, preguntó una persona a un vecino de asiento con el que compartí un
viaje recientemente. Después de mirarlo, yo fingí seguir leyendo el periódico y
me limité a escuchar una conversación que me hizo reflexionar.
-
Yo también creía tener muchos – dijo -, hasta que me
puse a pensar y tuve que replantearme el concepto de amistad.
¿Quién
no sabe lo que es un amigo?, pensé. Pero, a medida que la conversación
avanzaba, me di cuenta de que el concepto tradicional de amistad que tenemos no
define realmente lo que es un amigo.
Su
siguiente pregunta fue más tendenciosa:
-¿Cuántas
personas a las que usted considera amigos incluiría en la lista de invitados a
su boda?
-Entre
doscientas y trescientas.
-¿Y
al bautizo de un hijo?
-Entre
setenta y cinco y cien.
-si
quisiera usted ira l cine o al estadio hoy por la noche, ¿a cuántas personas
pensaría en llamar?
-No
se…, como entre quince y veinte.
-Por
los visto tiene usted muchos amigos – dijo el otro sonriendo-. Pero ¿cuántas de
las personas en las que ha pensado para estos eventos le cuentan sus asuntos
personales, sus problemas? ¿Con cuántas de ellas comparte usted sus más nobles
ambiciones, sus problemas personales o familiares? ¿En los hombros de cuántos
de ellos podría llorar sus penas y saberse comprendido? ¿Y cuántos de esos se
alegran sinceramente de sus éxitos y sienten en carne propia sus penas?
-Me
lo está poniendo difícil – contestó -, esos ya son menos; como dos o tres.
-¿Y
si alguno de esos dos o tres en los que está pensando tuviera una enfermedad
mortal, y le quedaran unos meses de vida, ¿a cuántos de ellos se ofrecería
usted para hacerse cargo de su familia y de la educación de sus hijos?
-Eso
sí que es complicado de veras; de “esos” no tengo ninguno.
-Entonces,
por lo visto, tiene usted muchas personas que le hacen compañía, tiene dos o
tres buenos camaradas y no tiene ningún amigo – concluyó el extraño personaje.
Francamente,
me dejó pensando acerca de lo difícil
que es encontrar y, sobre todo, mantener una verdadera amistad, ya que
compañías o camaradas todos debemos de tener a montones.
José Carlos Bermejo
Regálame La Salud de un Cuento
Y Tú. ¿Cuántos amigos tienes?
¿Yo soy un verdadero amigo?
Laura Patricia Méndez Salazar
Asesor Familiar de Duelo
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