Sentir dolor es parte de vivir, sin embargo, las personas lo evitan porque es sinónimo de sufrimiento, vulnera nuestra condición humana, nos incapacita y nos preocupa. No obstante, aceptar el dolor, reconocer su causa y trabajar en superarlo nos ayuda a crecer y ser mas humanos. Obviamente, no solo se habla de un dolor de muelas, sino del dolor que sienten las personas que viven en sociedad y cómo éste puede puede ser un sistema de transformación social.
La asociación internacional para el estudio del dolor lo define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable”, haciendo hincapié de esta manera en la subjetividad del mismo: el dolor puede verse como una amenaza porque avisa de que algo esta fallando, pero al mismo tiempo se presenta como un mecanismo de defensa que nos permite ubicar errores y ponerles solución, una herramienta que nos lleva a repensar la manera en que estamos haciendo las cosas.
Se debe asumir con valor el dolor que sentimos así como el dolor que podemos generar en los otros, convirtiéndonos en responsables de nuestros actos y cogiendo las riendas de las circunstancias que nos acompañan. Esto ayudará también a ser capaces de tomar el dolor ajeno como propio, solo de esta manera comprenderemos a quien vive en la pobreza, a quien ha sido víctima de una injusticia o ha vivido una situación de violencia, logrando que el dolor se convierta en intolerancia frente a este tipo de escenarios y tengamos, por fin, la valentía de luchar para decir basta y exigir una sociedad justa, que responda por sus crímenes y afronte el dolor que provoca.
Por: Maria Mercedes Botero
Adaptado por: Evelin Siado Polo
Asesor familiar de Duelo
J.E.Sur Barranquilla
Adaptado por: Evelin Siado Polo
Asesor familiar de Duelo
J.E.Sur Barranquilla
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