martes, 21 de febrero de 2012

Los niños y su conciencia sobre la muerte

Los niños toman consciencia de la muerte mucho antes de que nos demos cuenta. Ellos siempre están viendo pájaros muertos, insectos y animales en las calles y casi todos los días ven situaciones de muerte en la televisión o videojuegos. Escuchan acerca de ella desde las historias de los cuentos de hadas y lo exteriorizan en sus juegos. La muerte es parte de la vida cotidiana y hasta cierto punto los niños son conscientes de ello. Si les permitimos a los niños hablar con nosotros sobre la muerte, podemos brindarles la información que necesitan, prepararles para una crisis y ayudarles cuando estén tristes.

Podemos animarlos a comunicarse demostrándoles interés y respeto por lo que ellos dicen y actuando de un modo abierto, sincero y tranquilo con nuestros propios sentimientos. Quizás también podamos facilitar la comunicación con nuestros hijos si analizamos de cerca algunos de los problemas que pueden estar dificultando dicha comunicación.

Apreciaciones:


_ La comunicación sobre la muerte, al igual que toda comunicación, se hace más fácil cuando los niños sienten que tienen nuestro permiso para hablar sobre el asunto y sienten que realmente nos interesan sus opiniones y preguntas. Anímeles a comunicarse prestándoles atención, respetando sus opiniones y respondiendo a sus preguntas con sinceridad.
_ Todo niño es una persona. La comunicación sobre la muerte depende de la edad y las experiencias del niño. Los niños muy pequeños pueden entender la muerte como algo temporal y les puede preocupar la separación de sus seres queridos más que la muerte misma.
_ No es siempre fácil “escuchar” lo que de verdad está preguntando un niño. Para entender plenamente lo que le preocupa al niño a veces es necesario responder a una pregunta con otra pregunta. Un ejemplo de ello sería: “Mamá, ¿algún día seremos felices de nuevo?”. Si le responde: “¿tu crees que algún día seremos felices?” puede llegar a entender mejor la naturaleza y el alcance de lo que le preocupa a su hijo.
_ Un niño muy pequeño sólo puede absorber cantidades limitadas de información. Las respuestas tienen que ser breves, sencillas y se han de repetir según sea necesario.
_ A menudo el niño se siente culpable y enojado cuando se muere un familiar querido. Los padres tienen que tranquilizar al niño y asegurarle que recibirá amor y cuidado constante.
_ Un niño puede necesitar llorar una pérdida que siente profundamente durante largo tiempo hasta entrada la adolescencia. El niño necesita apoyo y compresión durante este proceso de duelo y permiso para demostrar sus sentimientos abierta y libremente.
_ La decisión de si debe o no un niño visitar a una persona enferma o asistir al funeral depende de la edad del niño y de su capacidad para entender la situación, su relación con la persona que se está muriendo o que ha muerto y, lo que es más importante, si quiere o no asistir. A un niño jamás se le debe obligar o hacer que se sienta culpable por no querer participar (o por no sentirse cómodo con la idea de asistir a la velación). Un niño al que se le permite visitar a una persona enferma o asistir a un funeral tiene que estar preparado para lo que va a ver y escuchar.
_ Nuestros propios sentimientos y actitudes sobre la muerte y pérdida de seres queridos se transmiten al niño, intentemos o no camuflar nuestros verdaderos sentimientos. La forma en que hablamos y compartimos nuestras experiencias con el niño puede ser lo que más recuerde.



Tomado de: Centro Clínico de los Institutos Nacionales de la Salud
Presentado por: Evelin Siado Polo
Asesor Familiar de Duelo
J.E.Sur Barranquilla




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