La experiencia de la muerte es
casi idéntica a la del nacimiento. Es un nacimiento a otra
existencia. Morir significa, simplemente, mudarse a una casa mas bella.
Cuando se
abandona el cuerpo se encuentra en una existencia en donde el tiempo ya no
cuenta, o simplemente ya no hay mas tiempo...
Nadie puede
morir solo, cada ser viviente viene acompañado de seres espirituales desde su
nacimiento hasta su muerte...
En general eres
esperado por la persona que mas amas. Y siempre la encontraras en primer lugar.
La muerte no es mas que un pasaje hacia otra forma de vida...
Se han
abandonado las formas físicas terrenales por que ya no se les
necesita.
Y antes de
dejar nuestro cuerpo para tomas la forma que se tendrá en la
eternidad, se pasa por una fase de transición totalmente marcada por
factores culturales terrestres...
Cada uno tiene
el espacio celestial que se imagina.
Te darás cuenta
que éramos nosotros mismos nuestros peores enemigos...
Ahora sabrás que
cuando nuestra casa ardió, que cuando
nuestro hijo murió, que cuando nuestro marido fue herido, o cuando tuviste
un ataque de apoplejía, todos estos golpes de la suerte eran posibilidades
para crecer.
El morir no es necesariamente un asunto triste y terrible, se pueden vivir
cosas maravillosas y encontrar muchísima ternura.
Esta vida terrestre que vivimos en nuestro cuerpo físico, solo
representa una pequeña parte de nuestra existencia global.
El factor tiempo no juega mas que un papel insignificante y de todas
maneras esta basado en una concepción elaborada por el hombre, nada
en la vida se debe al azar.
Se crece si no se esconde la cabeza en la arena; sino que se acepta el
sufrimiento intentando comprenderlo no como una maldición o un
castigo sino como un regalo hecho con un fin determinado.
La muerte es el paso a un nuevo estado de conciencia en el que se continua
experimentando, viendo, oyendo, comprendiendo, riendo y en el que se tiene la
posibilidad de seguir creciendo.
Una manera de no volver a tener miedo es sabiendo que la muerte no existe y
que todo lo que nos sucede en esta vida sirve para un fin determinado... Dios
no es alguien que castiga y condena.
El cuerpo que ocupamos pasajeramente en ese momento de la muerte y que
percibimos como tal no es el cuerpo físico, sino el cuerpo etérico.
Si tan solo tuviéramos ojos para ver
nos daríamos cuenta de que no estamos nunca solos, sino rodeados de
seres que nos guían, nos aman y nos protegen. Hay veces en momentos de
gran dolor, de gran sufrimiento o soledad, es que
nuestra percepción aumenta hasta el punto de poder
reconocer su presencia.
Cada ser tiene un cuadrante físico, emocional, intelectual y
espiritual. Si las personas pudieran aprender a desprenderse de los
sentimientos desnaturalizados de ira, miedos, lagrimas no vertidas,
se podría encontrar la armonía con el yo verdadero y las
personas ser tal cual como deberían de ser.
Tomado del libro: La Muerte un Amanecer
Elisabeth Kubler Ross (Julio 1926 - Agosto 2004)
Adaptado por: Sandra Ximena Solarte Ch.
Psicóloga - Asesor Familiar de Duelo
Parque Cementerio
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