Actualmente el cáncer, la leucemia y otras causas malignas son los responsables de un buen número de muertes entre niños pequeños.
Cuando al niño y a los padres se les advierte por anticipado de la inminencia de la muerte, se tiene la oportunidad de elaborar parte del dolor de la separación y la pérdida antes de que ocurra el fallecimiento.
SI VIVIMOS UNA SITUACIÓN COMO ÉSTA, TENEMOS A UNO DE NUESTROS HIJOS ENFERMO, Y SABEMOS QUE PRONTO MORIRÁ…
TENGAMOS EN CUENTA:
- SE LE DEBE DECIR LA VERDAD? Para tomar esta decisión, es importante considerar la edad del niño, si tiene tres años o más, se le debe decir la verdad en una forma que le sea fácil comprender. Se puede recurrir a un relato o cuento que lo ayude a relacionarlo directamente con alguna experiencia previa con la muerte. Las ideas religiosas o algún otro concepto también pueden adaptarse a la explicación de lo que está sucediendo en la vida del niño.
Un niño pequeño sólo puede relacionar la muerte con al separación de sus padres; para él la ansiedad de la separación es un temor constante de pérdida, especialmente de la madre. Los niños pequeños relacionarán la muerte en esos términos: alejamiento, abandono, soledad. No sentirán la tristeza o la profundidad del significado con la misma intensidad que sus padres.
- DEBEMOS OCULTAR NUESTROS SENTIMIENTOS? Es posible a los padres les preocupe que no puedan controlar sus emociones y rompan a llorar frente al niño, pero dejar fluir las lágrimas, la tristeza y otras emociones es lo más natural y real.
La exposición de una fachada valiente y estoica no sólo será falsa, sino que puede propiciar que el niño trate de comportarse en la misma forma y no se sienta libre para llorar y expresar sus verdaderos sentimientos.
La mayoría de los informes de niños y adultos cuya muerte se aproxima, revelan que lo que quieren y con lo que se sienten cómodos es con la realidad y la verdad, la sinceridad y la honestidad. La falsedad desorienta y consume energía, despoja a la persona moribunda del derecho a terminar su vida con honestidad y apego a la realidad. Las promesas de “cuando estés mejor”, “cuando vuelvas a casa”, cuando todos saben que el niño está muriendo y nunca regresará a casa, son insultos que defraudan a ambos.
Además los niños son sensibles a las señales no verbales, ellos se dan cuenta cuando estás fingiendo o no eres sincero. Por tanto, si tus palabras no armonizan con tu expresión facial o con lo que revela tu cuerpo el niño se desorienta.
Sé abierto y sensible con tus palabras y acciones. No te pongas trabas para expresar amor, tristeza, o cualquiera otra emoción que pueda surgir, y así él se sentirá libre también para expresar sus sentimientos. Responde a las preguntas del niño con toda la franqueza que puedas. Si no conoces la respuesta, búscala.
- Una vez le hayas dicho la verdad al niño, es importante permitir que siga su propio proceso del duelo: su edad, personalidad y patrones para manejar la tensión de la situación y el cambio serán los que determinen la forma en que responda al duelo.
RECUERDA: su respuesta puede ser diferente a la tuya, así que no interfieras en su elaboración del dolor.
- Ayuda a tu hijo a continuar una vida lo más normal posible, los meses y días finales serán más tolerables si prosiguen las relaciones con amigos y compañeros de escuela.
- Cada vez que ocurra algo cuya consecuencia sea un cambio físico, el niño atravesará un proceso de duelo separado. Experimentará pequeñas partes de su muerte, y cada una de estas partes será motivo de duelo. Antes de que esté dispuesto a aceptar el cambio, lo embargarán sentimientos de negación, enojo, frustración, depresión y preocupación por lo que sus amigos pensarán o dirán.
Dile al niño que comprendes estos sentimientos y que lo amas. No trates de negar o menospreciar su aflicción si no sus sentimientos serán conflictivos y harán más severa aún su situación.
- Cuanto más normal sea la situación, mejor será para todos.
- El contacto físico es un medio maravilloso de comunicación, de demostrar amor y aceptación, es un medio también para que los hermanos permanezcan en estrecha relación.
LAURA PATRICIA MENDEZ SALAZAR
Asesora Familiar de duelo
Grupo Recordar
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