miércoles, 7 de diciembre de 2011

Luz para el camino.

A continuación encontrarán una linda reflexión sobre la manera en la que a veces somos guías de personas que están en una profunda oscuridad, por el dolor que produce la ausencia de un ser querido, o tal vez porque no ha podido encontrar su camino hacia el éxito.  Encendamos hoy una luz como símbolo y compromiso de seguir guiando a las personas que amamos.
¡Feliz día de las velitas!
Diana Patricia Cárdenas Zapata
Asesor Familiar de Duelo
Grupo Recordar

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.
Se da cuenta de que es Guno, ¡el ciego del pueblo!. Entonces, le dice:
 - ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...
Entonces, el ciego le responde:
 - Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí...
 - No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás...¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...
¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás!

No hay comentarios:

Publicar un comentario