“Al día
siguiente de que mi hijo Mario se suicidara tirándose por la ventana de nuestra
casa, empezamos a entrar en su habitación; al principio fue duro, pues yo tenía
en la mente la escena de la última vez que le vi, tumbado boca abajo en su cama
diciéndome: “Mamá, vete a la cama tranquila que estoy bien, déjame solo que me
estás agobiando”; y ya no volví a verle con vida. Me venía constantemente esa
imagen a la cabeza y me daba mucha pena. Según iban pasando los días y continuábamos
entrando, se fue haciendo más llevadero y ahora entramos diariamente. Yo me siento
a escribir en su habitación, a veces leo la tele, me echo la siesta en su cama,
y mi marido Juan y mi hija Caty lo mismo; eso no quiere decir que no hay días en
que te emocionas con algunas cosas. Hoy por la mañana, por ejemplo, Juan ha
entrado antes de ir a trabajar, ha abierto uno de sus cajones y ha visto las
cartas con las que jugaban póker casi todos los días cuando estaba enfermo, y
se ha puesto muy mal, ha estado llorando; pero, en general, no nos ocasiona
ningún trauma entrar; yo creo que es muy importante entrar desde el primer día,
pues si no, luego cuesta más.
Tenemos
todas sus fotos en su habitación y también las hemos visto desde el primer día.
Las vemos sin ningún problema; sin embargo, los videos que tenemos desde que
eran pequeños, no los vimos al principio y yo no los puedo ver. Lo veo en
movimiento, con tanta vida, y no lo puedo soportar. Sin embargo a Juan y a Caty
les gusta verlo, dicen que lo ven tal como era. Respecto a la ropa sigue como
él la dejó; y como no necesitamos su habitación, creo que seguirá así durante
mucho tiempo. La ropa, su olor, eso me da más tristeza (…), la verdad me
pregunto si eso está bien, creo que tengo que dar algún otro paso para afrontar
esto y no quedarme parada en esta situación tan dolorosa”.
Historia de vida de una madre que perdió a su hijo,
publicada en el libro: Estoy En Duelo. Autor: José Carlos Bermejo.
Los cambios externos
le ayudan a asimilar los cambios internos que se presentan por la muerte de un
ser querido. En todos los casos que existe una pérdida lo más aconsejable y
para poder asimilar la realidad (el fallecido no regresará jamás), es hacer la
paz con los espacios. El simple hecho de cambiar las cosas de lugar, pintar,
dejar algunas prendas o pertenencias que sean simbólicas para la familia y las
demás tomarlas y hacer una donación en honor a la persona fallecida, le ayudaran
a expresar lo que siente con cada cambio que se está presentando. Cada cosa que
haga siempre, acompáñela de la parte espiritual, en agradecimiento por todos
los momentos compartidos con esa persona querida que ya físicamente no podrá ver
jamás.
Tome el tiempo que
necesite para realizar este tipo de cambios, no se sienta presionado, recuerde que
el proceso de duelo es totalmente diferente en cada persona. Lo importante es
no irse a los extremos, si las cosas como las dejó el fallecido le generan paz
y tranquilidad, no es necesario recurrir a este tipo ayudas externas. Lo importante es que tenga en cuenta que cada
espacio es un símbolo de los recuerdos que vienen a su mente cada vez que piensa
en su ser querido fallecido; depende de usted que esos recuerdos le atormenten
o como sería el ideal, se conviertan en herramientas para su sanidad interior.
Diana
Patricia Cárdenas Zapata
Asesor
Familiar de Duelo
Grupo
Recordar
No hay comentarios:
Publicar un comentario