Enséñame a decir adiós

“Mami estoy más triste que nunca, te mando esta carta porque necesito escribirte, y mi tía me dijo que cuando me sintiera triste te escribiera: y las cartas que fuera teniendo, las podía ir guardando en una cajita y dárselas a ella; y si quería el día de tu cumpleaños, las podríamos quemar para que así llegaran a ti de alguna manera”.
Historia de vida libro: Estoy en Duelo
Autor: José Carlos Bermejo

Como adultos somos los modelos de los niños, ante una pérdida es nuestra responsabilidad manejar la situación para que sea lo menos traumática posible para el niño. Es una gran reto debido a que como cuidador debe manejar sus propios sentimientos y orientar al niño en lo que está ocurriendo.

¿Cómo puedo decirle lo que ha pasado?

• Hacerlo lo antes posible.
• Buscar un momento y un lugar adecuado (un espacio donde no les interrumpan mientras hablan).
• Explicar cómo ocurrió la muerte, en palabras que al niño le quede claro, brindando información acorde a su edad, sin ser detallado en lo ocurrido y respondiendo a todas las preguntas que haga.


¿Cómo puedo aclararle al niño lo sucedido?
• Es bueno explicarle al niño que todos los seres tienen que morir algún día. Hágalo con ejemplos de situaciones que el niño conozca (muertes cercanas de personas, plantas y/o mascotas).
• Tener en cuenta si el niño desea asistir al servicio de velación y/o destino final (cremación o inhumación). Es aconsejable explicarle con antelación qué verá, qué escuchará y el porqué de estos ritos.
• Si existen personas muy afectadas, cuéntele al niño la reacción que han tenido sus familiares, ya que si el niño llega a ver a estas personas no le sorprenderá ni le generará temor la situación.


¿Cómo ayudarle al niño a manejar lo que siente?


• Ayúdele a identificar lo que siente; Si percibe que estos sentimientos (rabia, miedo, tristeza…) son aceptados por su familia, los expresarán más fácilmente, y esto le ayudará a vivir de manera más adecuada la separación con la persona fallecida.
• Frases como: "no llores", "no estés triste", "tienes que ser valiente", "tú ya eres grande así que debes entender lo que pasa”…, pueden cortar la libre expresión de emociones e impiden que el niño se desahogue.
• Tener en cuenta que su manera de expresar el sufrimiento por la pérdida, no suele ser un estado de tristeza como el de los adultos.
• Permitirle estar cerca, abrazarlo, escucharle, llorar con él.
• Brindarle tranquilidad diciéndole con qué adultos puede contar. El niño intuye enseguida que la muerte va a tener muchas consecuencias en la familia. Es bueno decirle que, aunque están muy tristes por lo ocurrido, van a seguir cuidando de él lo mejor posible.
• El niño puede temer también ser abandonado por el familiar sobreviviente. Asegurarle que, aunque también está muy afectado por la pérdida, se encuentra bien y no le va a pasar lo mismo.
• Con frecuencia, lo que más ayuda a los niños frente a las pérdidas, es reencontrar el ritmo cotidiano de sus actividades: el colegio, sus amigos, sus juegos familiares, las personas que quiere.
• Asegurarle que van a seguir queriendo a la persona fallecida, que nunca la olvidarán y que podrán hablar de ella cuando el niño quiera.
  
  
  
  
  ¿Cuándo buscar ayuda profesional? - Si el niño presenta:
  
• Mal comportamiento frecuente
• Un periodo prolongado durante el cual el niño pierde interés por los amigos y por las actividades que solían gustarle.
• Cambios bruscos en sus hábitos de sueño (pesadillas) y de alimentación (pérdida de apetito y de peso).
• Miedo a quedarse solo.
• Comportamiento infantil (orinarse, hablar como un bebé, pedir comida a menudo…) durante tiempo prolongado.
• Frecuentes dolores de cabeza, musculares, digestivos etc.
• Imitación excesiva de la persona fallecida, expresiones repetidas del deseo de reencontrarse con el fallecido.
• Cambios importantes en el rendimiento académico.
• Negación de ir al colegio durante más de un tiempo prudente de recuperación emocional.

Diana Patricia Cárdenas Zapata

Asesor Familiar de Duelo

Grupo Recordar