“TODO
LO QUE AMAMOS SE NOS PUEDE ARRANCAR, LO QUE NO SE NOS PUEDE QUITAR, ES EL PODER
DE ELEGIR QUE ACTITUD ASUMIR ANTE ESTOS ACONTECIMIENTOS”
El duelo es universal e individual, es
decir, todos los seres humanos vivimos nuestros propios duelos ante cualquier
pérdida y los vivimos de manera particular, cada uno lo vive y lo siente de
manera diferente y cada pérdida es única.
Daremos una mirada general a los
diferentes tipos de pérdida.
La muerte de un cónyuge
Representa una de las pérdidas más grandes
de la vida. La aceptación y el ajuste a la realidad de la muerte con el tiempo,
es un proceso de cicatrización prolongada, lenta y dolorosa. Se requiere tiempo
para que sane la herida psicológica y emocional de haberse quedado viudo.
Lentamente, poco a poco, sanarás. El dolor, incluso, puede propiciar mayor
madurez; con el tiempo te puedes volver más sensible ante el sufrimiento de los
demás, puedes encontrar nuevas áreas de fuerza interior y talentos en ti mismo.
- La
reacción de dolor será aguda desde el momento del fallecimiento hasta el
final del primer año. La cicatrización será un proceso lento y gradual,
con pequeños pasos progresivos hasta que empieces a darte cuenta de que
sobrevivirás por ti mismo. Antes de avanzar al futuro, será necesario que
sanen algunas de las heridas del pasado.
- Durante
los primeros meses, procura evitar el imponerte demandas excesivas, no
trates de ordenar de golpe todos tus sentimientos o planes para el futuro,
da un paso a la vez.
- Durante
las primeras semanas requerirás de buena cantidad de tiempo y energía para
manejar asuntos prácticos después del funeral. Surgen también problemas
relacionados con la vida cotidiana que pueden sonar insignificantes, pero
que en este periodo del duelo se tornan abrumadoras. Estas actividades te
ayudarán a proseguir con tu propia vida, en ocasiones será necesario pedir
ayuda a familiares o amigos.
- Este
es un periodo para que simplemente te dejes llevar, no es el momento para
establecer objetivos, tomar decisiones importantes o precisar elecciones
que tendrán efectos de largo alcance. Es un periodo en el que puedes
sentir gran confusión y hasta un poco de desequilibrio mental, permite que
sobrevengan los sentimientos, ya pasarán.
- En el caso de tener hijos, debemos tener en cuenta que los niños también pueden verse seriamente afectados por el comportamiento del padre afligido; es especialmente nocivo que el padre sobreviviente se vuelva retraído e inalcanzable. Los niños necesitan hablar, llorar y elaborar su duelo personal.
Lo mejor que puedes
hacer es ser tan honesto como te sea posible acerca de lo que estás
experimentando, los niños no son tonos, bríndales
tu confianza, valora su amor, respeta sus sentimientos.
Si
no pones obstáculos, tus hijos pueden ser gran fuente de consuelo para ti.
- Si tus hijos son adultos, es igualmente importante que los incluyas en la elaboración del duelo; no esperes que sepan automáticamente lo que quieres o necesitas, pídelo, ellos no pueden adivinarte el pensamiento. Ante todo asume la responsabilidad de obtener lo que quieres, esto aliviará tu herida y dolor emocional, y evitará que tus hijos estén tratando de imaginarse o que necesitas de ellos.
Bibliografía: DEJALOS IR CON AMOR. La
aceptación del Duelo. Nancy O’Connor. Editorial Trillas.
Laura Patricia Méndez Salazar
Asesor Familiar de Duelo
Grupo Recordar
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