Un día un hombre joven se situó en el centro de un
pueblo y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comunidad.
De pronto, un anciano se acercó y dijo: “¿Por qué dices
eso, si tu corazón no es en realidad, tan hermoso como el mío?
Sorprendidos, la multitud y el joven, miraron el corazón
del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices
y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por
otros que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y
aristas irregulares en su alrededor.
Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos
profundos.
El joven contempló el corazón del anciano y al ver su
estado desgarbado se echó a reír. “Debes estar bromeando”, dijo.
“Es cierto”, dijo el anciano, “tu corazón luce perfecto,
pero yo jamás me involucraría contigo.
Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos
de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado.
Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo,
que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales,
quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos, me recuerdan el amor que hemos compartido”.
De ahí quedaron los huecos.
Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas
heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando
y alimentan la esperanza de que algún día, tal vez, regresen y llenen el vacío
que han dejado en mi corazón”.
“¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?”
El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a
su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida
abierta del joven.
La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber
sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.
El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero
lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.
Adaptación del Libro: Regálame la salud de un cuento
Autor: José Carlos Bermejo Higuera
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